Cuando ser sincero se convierte en pesimista

He decidido crear este blog a raíz de una respuesta que recibí cuando intenté ser sincero con una persona acerca de las cosas buenas y las cosas no tan buenas (como me gusta decirlo) de ser migrante en un país llamado Chile.

Pienso que la mejor respuesta que puedes darle a una persona que tiene en mente emigrar es la sinceridad, así duela, así impacte. Llevo un año en Chile y de tantas cosas que he visto, escuchado y leído, siento que la mejor respuesta a una duda o pregunta acerca de las posibilidades de hacer una vida en Chile o en otro país es la sinceridad.

Para mí, no existe la perfección, siempre habrá algo que criticar, quejarse y hasta llorar y por todo esto siempre tenemos que ser correctos en lo que contamos o pretendemos mostrar.

La esperanza que le puedas brindar a una persona es algo precioso, pero disfrazarla con historias que tu sabes que no se cumplirán o que es difícil que se cumplan es una gran maldad ya sea que lo hagas consciente o inconscientemente.

No entrare en detalles acerca de la conversación que tuve con una persona y esta me dijo que dejara el pesimismo ya que le generaba “nauseas”.

Me encanta ser sincero, creo que es un tesoro que le puedas ofrecer a una persona, no será material o monetario, pero con ella puedes ser una mejor persona y hacer un mundo algo mejor.

Lamentablemente en este caso por ser sincero me gané una respuesta que al principio me hizo sentir mal pero luego me di cuenta de que fue el precio a pagar al tratar de ayudar a una persona.

Ayudar no necesariamente es hablar bonito y llenarla de falsas expectativas, créanme, como migrantes podemos chocar con una pared al ver que no todo era como lo pintaban.

Por supuesto que hay que resaltar las cosas buenas, Chile las tiene y para mí son más las cosas positivas que negativas, pero esto no quiere decir que todos tenemos buenas posibilidades para llegar y crecer en él.

Hoy en día en la cultura del venezolano se habla de Chile como un país desarrollado en toda Latinoamérica, el país más pujante y de buen vivir en esta parte del mundo, en serio, así lo pensamos y así nos vamos.

Pero tenemos que aprender que no solo es escuchar las cosas buenas y bonitas para emprender una gran aventura como es migrar a otro país.

Tenemos que aprender a escuchar, las cosas buenas y las cosas no tan buenas. Habrá cosas que no nos gustaría escuchar, pero hay que escucharlas, procesarlas y aceptarlas (Eso forma parte de la humildad de una persona).

Así te den “nauseas” tienes que aprender a escuchar, dejar el orgullo o prepotencia (y hasta el desespero), aceptar que hay muchas respuestas y no está de más escuchar las que no te vienen con una esperanza como cinta de regalo. 

Migrar no es fácil, de hecho, migrar no solo es llegar a un país y hacer tu vida en él, va mucho más allá, es ver, respirar, sentir, analizar y cumplir con muchos pasos en el día a día. 

Y para ser un buen migrante nunca olvides ser humilde, escuchar lo que te gusta y lo que no te gusta ya que así podrás tener una estadía más tranquila y cálida posible.

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