Mi madre me cuenta que cuando tenia unos meses de nacido,
volé en un avión con ella y mi padre. Por supuesto no me acuerdo de esa experiencia,
pero en el año 2017 y 2018 ya con más edad tuve la oportunidad nuevamente de volar en avión.
Esta publicación no se tratará de mi experiencia en los
aviones o en los vuelos comerciales sino al ambiente dentro de los aeropuertos.
No imaginé que dentro de ellos se podían observar y sentir emociones
que llegan al corazón, emociones de abrazos, besos y despedidas, todo mientras
estas sentado o de pie en un rincón esperando tu vuelo.
Lagrimas en los ojos que van recorriendo en las mejillas de
muchos viajeros que te encontrarás en los pasillos y salas de espera.
Rostros nostálgicos y melancólicos por las despedidas y de
no saber cuan pronto o cuan lejano volverán a sentir los abrazos y besos de sus
seres queridos.
Dudas que van envolviendo a esas personas y que saben que tienen
que ser valientes para poder enfrentarlas y alcanzar las metas planteadas.
También observé sonrisas, emociones en las salidas de los
aeropuertos, familiares y amigos (sonriendo emocionados) de los viajeros
esperando que estos desembarcaran de algún vuelo, hicieran los chequeos
pertinentes y poder darles esos abrazos y besos que sientes con tanta fuerza y
amor así no sean para ti.
Definitivamente hoy en día pienso que los aeropuertos son
sitios donde puedes vivir momentos de alegrías como también momentos de
tristezas.
Momentos donde por ejemplo una madre despide a su hijo y estos
no pueden aguantar las lágrimas en público mientras se abrazan, así como una joven
novia hablando por celular al menos por una hora sentada en el piso mientras
se carga la batería y así poder despedirse de su amor antes de partir.
No es fácil siquiera ver esos momentos de despedidas,
sentimos en parte esa tristeza y deseamos que pronto esos momentos amargos más
temprano que tarde se cambien por momentos de felicidad.
Los aeropuertos tienen un toque mágico, muchas emociones y
sentimientos encontrados, momentos de alegrías y sonrisas, pero también
momentos de despedidas y lágrimas.
Son lugares de reencuentros pero también de despedidas tortuosas, de esas que creías que solo existían en las películas o novelas pero que cualquiera podemos experimentar en un momento dado.
Son lugares de reencuentros pero también de despedidas tortuosas, de esas que creías que solo existían en las películas o novelas pero que cualquiera podemos experimentar en un momento dado.
Es como esperar un vuelo que nos lleve a la felicidad, nuevos
retos y experiencias que nos pueden hacer mejores personas y hacernos valorar aún
mucho más lo que es nuestro hogar, nuestros padres, nuestros hermanos, mascota,
amigos y hasta vecinos (chismosos o lo que te iban a llevar un poco del sancocho
o pedazo de torta).
Comentarios
Publicar un comentario